lunes, 2 de mayo de 2016

QUÉ ME GUSTA A MÍ EL CAFÉ!

El otro día cobré..
Ya no queda casi ná, pero decidí darme un lujazo: Tomarme un café en una de esas cafeterías de moda que no nombraré por vergüenza...
Yo iba con la lección aprendida, sabía lo que me iba a pedir. Me lo llevaba preparando casi un mes, desde que cobré el mes pasado, pero elegí pagar la excursión de mi hija antes que pegarme un viaje de cafeína. Total, que sabía lo que quería: un capuccino delisiosso...
Envalentonada entré en este templo cafetero, hice la cola correspondiente y cuando llegó mi turno grité: un capuccino para llevar, por favor! (Hay que ser educada siempre) Y sí, grité, porque de lo segura que iba se me escapó el vozarrón camionero de entre las cuerdas vocales que dios me ha dao...
Ahí empezó el tercer grado:
- Qué tamaño?
- Tamaño? Cuántos hay?
La chica me mira y me señala con los ojos el muestrario que tengo a sólo 5 cm. de mi geto...
- Estooo... Pequeño... creo!
Y dije creo porque cuando digo pequeño me estoy refiriendo a un vaso de papel donde casi cabe una lata de refresco entera... Imaginaos el grande. Podías poner los pies a remojo...
- Tipo de leche?
- De vaca? Muuu, muuu??
Con los dedos a ambos lados de mi cabeza haciendo los cuernecicos...
La chica ya empezó a sudar y a mirarme como si estuviera delante de una demente. Suspiro, suspiro, suspiro...
- Entera, semi, desnatada?
- Ah! Desnatada, por favor (siempre educada, como me enseñó mi madre)
- Algún topping?
- Comorl? Topping?
Otra vez esa santa me mira fijamente por si le estoy tomando el pelo...
- Quiere caramelo, chocolate, vainilla, toque de avellana?
- Soy alérgica a los frutos secos, gracias! Los nervios sólo me dejaron escuchar avellana y la cola tras de mí iba en aumento...
- Y al chocolate? Al caramelo? Vainilla?????
- No... De echo me encanta el chocolate, y el caramelo y...
- Quiere entonces ALGÚN TOPPING???
Traducido lo que viene siendo: No me cuentes tu vida, puta loca, que bastante tengo ya con aguantarte!!!
- No gracias! Estoy a dieta... Ahora la que suda soy yo
- Quiere personalizarlo?
- El qué...
- El CAFÉ!!!
- Qué, le hacéis mi cara? Porque si es así y con el cabezón que dios me ha dao necesito el tamaño gigante sólo para el flequillo...
En ese momento sentí que mi vida peligraba... Creo que la chiquilla estaba a punto de llamar a seguridad cuando le dije:
- No gracias, está bien así. (Bien esos reflejos ahí!)
- Nombre?
- Vaso... Café... Capuccino a secas??? Joder, dame una pista! Por qué letra empieza???
- SU NOMBRE! EL DE USTED!!!???
- Oye niña, un respeto a tus mayores... Para qué lo necesitas? No estoy fichada por la policía... Aún!
- Para llamarle cuando esté preparado, me dijo la muchacha con una bolsa de cartón en la boca-nariz mientras respiraba para librarse de su ataque...
Y le di mi nombre real:
- Rosenda (estos son capaces de buscarme y vetarme de por vida)
- Algo para acompañar?
- Una balada iría bien, de Pablo Alborán que es muy majete...
- DE PASTELERÍA!!!
- Noooo, ves como no me escuchas? Estoy a dieta!!?
Si las miradas fundieran desde dentro...
- Serán 700.000 millones de €. Gracias! Dijo llorando de alegría...
Y pagué, solté tooooda la calderilla como una niña pequeña cuando compra golosinas.
Mientras esperaba mi café (El vaso ya había cambiado de manos al hacedor de cafeses, chico esta vez) yo, ojo avizor, miraba que no me escupieran dentro o algo, y la gente que estaba detrás mío hacían su pedido con un brío... Qué profesionales, qué ritmo... Chapó oye, me quito el sombrero!!! Y de repente oigo:
- Rosenda? Rosenda?
Yo me llamo Chelo y mi memoria es muy básica...
- Rosenda??? ROSENDA!!!???
La chica que me había tomado el pedido me señaló y me dijo:
- Túúúúú!!! Tu café, ahí, ahora!!!
Me levanté como un resorte a cogerlo, y ya ni me atreví a pedir ni sacarina, ni azúcar, ni ná...
Salí como alma que lleva el diablo, con un café en un vaso con tapa con un agujerillo para beber, amargo como un sindios y caliente como el empaste de un dragón. Menos mal que yo en mi bolso, al que llamo cadáver de adulto descuartizado (por el peso que tiene) llevo de todo y saqué un sobre de sacarina y, como soy muy lista porque debajo de este melonar hay seso, removí con el dedo meñique sin recordar la temperatura del líquido. Como consecuencia de ese acto, el grito que pegué lo oyeron hasta en Teruel (que también existe y seguro que tiene un sitio de esos) y ahora voy con el dedo meñique de la mano izquierda como si fuera el mini yo de Austin Powers.
El café? Pos la verdad, tampoco es que lo recuerde como algo espectacular, y si lo sé, me hago la cirugía ocular en vez de pagar el café...
Pos ná, que creo que no vuelvo (o no me dejan hacerlo!)
Nasnoches...