domingo, 31 de marzo de 2013

Llega la primavera...


Como pasar de ser una persona normal a ser un pariente lejano de Cheewaka en cero coma... por Chelo Parrilla (claro, no va a ser por mi prima que está en Sevilla y no estaba a mi lado, no te j...)

Y eso que me había puesto un kilo (llámese kilo, llamese litro, llámese bidón de 50 toneladas) de laca en el perolo (que ya le gustaría a Son Goku cuando se transforma en super-guerrero) porque veía los árboles moverse al ritmo del pollito pío... Había que estar decente, curiosa, mona... ¡Me sacaban a pasear!
Me subí en el coche, duchaíta, aseaíta, perfumaíta, pintaíta como una puertecita, con mis botitas de taconcito... Vamos! con ganas de comerme el mundo... (pero de entrante, no me comí la puerta del coche y me dejé los dientes pal postre del tropezón de milagro). Aquí donde yo vivo, tenemos un alcalde mu listo! Como también es médico, no ha plantado los árboles esos que se llaman plátanos, o plataneros (o hijos de puta que "desgüevan" todas las primaveras y que, en la que acaba de empezar, se esperaron hasta ayer que yo saliera de casa, los cabrones) porque nuestro alcalde, que es mu listo y médico también, sabe que dan alergia hasta el que no la tiene. Pero no es el caso del barrio de Barcelona que me vio nacer... Ay sus muertos tós! En cuanto me bajé del coche, miles de partículas amarillentas vinieron en bandada como los pájaros de la peli de Alfred Hitchcok hacia mí, depositándose en mi garganta, en mis ojos, en la piel...
Y claro! acción-reacción! Empecé a toser como si tuviera que sacar todo el aparato digestivo por la boca (incluídos recto y ano). La gente empezó a mirarme como cuando ves a un viejo bailando hip-hop, y yo tosiendo como si me hubiera tragado a Gollum, haciendo espavientos como un gremlin en pleno baño a las 12 de la noche. Automáticamente empecé a rascarme como un mono por las muñecas, cuello, piernas (y no tiré a sobaquillo porque llevaba el bolso colgando, pero sí que empecé a mover los brazos como si estuviera bailando los pajaritos!), y cómo no! mis ojos! Mis preciosos ojos maquillados, ocultos detrás de mis miópicas gafas empezaron a llorar, con la consiguiente desparramada de rimel, sombra azul, antiojeras... una mezcla de sustancias que hicieron que todos los mapaches de la zona vinieran a darme la bienvenida a su comunidad mapachil...
- Vamos a la farmacia y compramos una mascarilla! - dijo mi marido.
- Neeeeeaueeeeeegueeeeeeee.... - dije yo (que traducido era buena idea, pero vamos que la mutación ya ha empezado y mucho ya no hacemos...)
Ese vientecito agradable, soplando y soplando el hijo de perra, hasta los quintales de laca que llevaba sucumbieron a él. Entré en la farmacia con los pelos tós arremolinaos en mi cara, la voz ronca y distorsionada (dado que mi tráquea había decidido inflamarse un poquito de ná), con los mocos colgando, con un antifaz en vez de maquillaje (del bueno eh? que me lo compré en el "esleke"), y la ristra de mapaches siguiéndome como si fuera yo el macho alfa de la manada, y le dije a la señora farmacéutica:
- Aaaaaaaaaaaaaaaaaanhlñgdgnnnnnnnnnnnngggg! (que traducido es, por dios y por la virgen de los mapaches, una mascarilla y un gato hidráulico para desentaponar la laringe!!!)
Esa señora farmacéutica, una santa! una divina! (no era mi amiga Mari, pero como si lo fuera), me dio una mascarilla azul, mu mona, a juego con la mezcla de mi antifaz recién formao, y muy observadora ella me dijo:
- Lo tienes que pasar mal, en esta época eh?
Le iba a escupir un esputo, pero con la malformación de mis ojos no veía mu bien y no quería darle a la señora que estaba a mi lao cogiendo sus 75 medicamentos, así que le dije:
- Naaaaaaaaaaaaaaaaakjññasfdkeeeeeeeeeeeeee (traducción: no que va! es acostumbrarse na más!)
Así que me fui con mi antifaz, mi voz de Chewi, mi ventolín, mi mascarilla a entregarle la mona a mis ahijados. 
Sólo un problema: Es incompatible llevar gafas con ponerse una mascarilla, porque en cuanto respiras se te empañan las parras y no ves una mierda, y si a eso le sumas que te lloran los ojos, que te sigue una manada de mapaches de Collserola, y que tú vas montada en unos tacones de 10 cm., con la voz y los pelos de Chewi en su versión más gore, tosiendo como Gollum costipao, la hostia que te pegas contra la esquina es asegurada... ¿Cómo no se va a asustar de mí mi ahijadita Candela? O que mi ahijado Samuel me dijera que le tirara su mona del Barça (yo, anti-culé de pro) al vuelo...

En fin, que toda esta parrafada no es más que una pura exageración para decir que es cierto que me compré una mascarilla porque me empecé a ahogar por los platanitos-de-los-cojones y que ya tenemos aquí la esperada primavera...
Si oís bramar por los alrededores de mi pueblo, sí soy yo... con un ataque agudo de alergia!
FELIZ ALERGI-PRIMAVERA!

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